El advenimiento






Soy el que fui en el alba, entre la tribu.
Tendido en mi rincón de la caverna,
pujaba por hundirme en las oscuras
aguas del sueño. Espectros de animales
heridos por la esquirla de la flecha
daban horror a las tinieblas. Algo,
quizá la ejecución de una promesa,
la muerte de un rival en la montaña,
quizá el amor, quizá una piedra mágica,
me había sido otorgado. Lo he perdido.
Gastada por los siglos, la memoria
sólo guarda esa noche y su mañana.
Yo anhelaba y temía. Bruscamente
oí el sordo tropel interminable
de una manada atravesando el alba.
Arco de roble, flechas que se clavan,
los dejé y fui corriendo hasta la grieta
que se abre en el confín de la caverna.
Fue entonces que los vi. Brasa rojiza,
crueles los cuernos, montañoso el lomo
y lóbrega la crin como los ojos
que acechaban malvados. Eran miles.
Son los bisontes, dije. La palabra
no había pasado nunca por mis labios,
pero sentí que tal era su nombre.
Era como si nunca hubiera visto,
como si hubiera estado ciego y muerto
antes de los bisontes de la aurora.
Surgían de la aurora. Eran la aurora.
No quise que los otros profanaran
aquel pesado río de bruteza
divina, de ignorancia, de soberbia,
indiferente como las estrellas.
Pisotearon un perro del camino;
lo mismo hubieran hecho con un hombre.
Después los trazaría en la caverna
con ocre y bermellón. Fueron los Dioses
del sacrificio y de las preces. Nunca
dijo mi boca el nombre de Altamira.
Fueron muchas mis formas y mis muertes.



Jorge Luis Borges

Photo: G. M.


6 comentarios:

Eduardo Alvarado dijo...

Gabriel, vaya que si ves!

Y a la vista están: la imagen y el poema...

Un fuerte abrazo, hermano.

Gabriel dijo...

Es curioso. Esta imagen, fotografía de un fragmento de un graffiti, la tomé hace mas de un año. Y ahí quedó, a la espera de este poema de Borges, que leí ayer por la noche. Ambos se encontraron, solo eso.
Un abrazo, Eduardo, brujo, hermano.

Eduardo Alvarado dijo...

Al descontextualizar el fragmento, has pintado lo que ni el autor del graffiti conscientemente quiso.
La magia de la pintura es que existe a pesar de la capacidad y intención de su autor.

Ya lo dijo Leonardo, "que era una cuestión mental"...

Cuando la vi en Photos me entusiasmó.

También los dos post anteriores: chromatic fantasy y visiones.

¿Me permites postear este estupendo poema?

Un abrazo, hermano del alma.

Gabriel dijo...

Si, claro, es un gusto hermano.
Es cierto lo que decís, hay fenómenos que suceden a pesar de la voluntad. Ocurre que no estoy seguro si esos hechos pueden ser llamados artísticos, a pesar de que nos "cuenten" algo.
Un abrazo, como siempre.

Eduardo Alvarado dijo...

Hermano, se me antoja que acaso muchos de esos fenómenos sean más artísticos que otros muchos que lo pretenden, y que la labor del artista consistiría en reconocerlos y familiarizarse con ellos para llegar a ser capaz de re-crearlos.

Gracias por el prestamo y un fuerte y sentido abrazo.

Gabriel dijo...

Eduardo, anoche estuve leyendo acerca de Beuys, y encontré esto: «cada hombre es un artista», que opera la apertura de la experiencia estética creadora en el espacio público horizontal, legitimando las capacidades de mucha gente que —teniendo voluntad expresiva y sensibilidad artística— no se veían a sí mismos como artistas.
Si, no hay dudas. Muchos fenómenos artísticos no son producidos por artistas.
Lo eran los pintores de Altamira?
Importa la definición?
Ahí están esas imágenes que nos conmueven y el círculo se cierra, misteriosamente.
Un afectuoso abrazo.