...
reunión
Sentí de golpe la impresión
(que según los psicólogos corresponde a los estados de fatiga)
de haber vivido ya aquel momento.
En la otra punta de mi banco alguien se había sentado.
Yo hubiera preferido estar solo,
pero no quise levantarme en seguida,
para no mostrarme incivil.
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(que según los psicólogos corresponde a los estados de fatiga)
de haber vivido ya aquel momento.
En la otra punta de mi banco alguien se había sentado.
Yo hubiera preferido estar solo,
pero no quise levantarme en seguida,
para no mostrarme incivil.
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-Si esta mañana y este encuentro son sueños,
uno de los dos tiene que pensar que el soñador es él.
Tal vez dejemos de soñar, tal vez no.
Nuestra evidente obligación, mientras tanto,
es aceptar el sueño, como hemos aceptado el universo
y haber sido engendrados
y mirar con los ojos y respirar.
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uno de los dos tiene que pensar que el soñador es él.
Tal vez dejemos de soñar, tal vez no.
Nuestra evidente obligación, mientras tanto,
es aceptar el sueño, como hemos aceptado el universo
y haber sido engendrados
y mirar con los ojos y respirar.
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-Todo esto es un milagro -alcanzó a decir- y lo milagroso da miedo.
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...
He cavilado mucho sobre este encuentro, que no he contado a nadie.
Creo haber descubierto la clave.
El encuentro fue real, pero el otro conversó conmigo en un sueño
y fue así que pudo olvidarme;
yo conversé con él en la vigilia
y todavía me atormenta el encuentro.
Creo haber descubierto la clave.
El encuentro fue real, pero el otro conversó conmigo en un sueño
y fue así que pudo olvidarme;
yo conversé con él en la vigilia
y todavía me atormenta el encuentro.
El otro (fragmentos)
Jorge Luis Borges
Photo: G. M.
nowhere
La soledad es insoportable, a solas conmigo mismo, a solas con mis pensamientos.
No sé como distraerlos, como atontarlos para que no me atormenten. Surge entonces la rabia ante la impotencia, y la agresividad es un pequeño paso que doy en ese estado.
Sentirse solo y estar solo no es lo mismo, pero en mi caso, sí, me siento solo aún cuando no estoy solo, pero lo siento mucho más cuando esa soledad es también física.
¿Soy demasiado consciente de la realidad, y los demás viven en un sueño de idiotas del que no quieren despertar (cosa que no les reprocho), o soy yo el estúpido que cree ver demasiado, sin ver nada?
Sea cual sea la respuesta, puedo decir que nunca he pedido estar aquí y aún estando aquí, sólo pienso en cómo salir, sin hacer ruido, sin que se note mi ausencia, como si nunca hubiera estado. Y de esa manera, sentir la ilusión de no haber existido nunca.
No sé como distraerlos, como atontarlos para que no me atormenten. Surge entonces la rabia ante la impotencia, y la agresividad es un pequeño paso que doy en ese estado.
Sentirse solo y estar solo no es lo mismo, pero en mi caso, sí, me siento solo aún cuando no estoy solo, pero lo siento mucho más cuando esa soledad es también física.
¿Soy demasiado consciente de la realidad, y los demás viven en un sueño de idiotas del que no quieren despertar (cosa que no les reprocho), o soy yo el estúpido que cree ver demasiado, sin ver nada?
Sea cual sea la respuesta, puedo decir que nunca he pedido estar aquí y aún estando aquí, sólo pienso en cómo salir, sin hacer ruido, sin que se note mi ausencia, como si nunca hubiera estado. Y de esa manera, sentir la ilusión de no haber existido nunca.
Émile Michel Cioran
Video: G. M.
Video: G. M.
Una esquina
Es el amor. Tendré que 0cultarme o que huir.
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz.
La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única.
¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras,
la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas,
la serena amistad, las galerías de la biblioteca, las cosas comunes,
los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos,
la noche intemporal, el sabor del sueño?
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se
levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por las ventanas,
pero la sombra no ha traído la paz.
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la espera y la memoria,
el horror de vivir en lo sucesivo.
Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos me cercan, las hordas.
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.)
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz.
La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única.
¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras,
la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas,
la serena amistad, las galerías de la biblioteca, las cosas comunes,
los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos,
la noche intemporal, el sabor del sueño?
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se
levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por las ventanas,
pero la sombra no ha traído la paz.
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la espera y la memoria,
el horror de vivir en lo sucesivo.
Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos me cercan, las hordas.
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.)
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.
El amenazado
J. L. Borges
J. L. Borges
Photos: G. M.
Espadas
Gram, Durendal, Joyeuse, Excalibur.
Sus viejas guerras andan por el verso,
que es la única memoria. El universo
las siembra por el Norte y por el Sur.
En la espada persiste la osadía
de la diestra viril, hay polvo y nada;
en el hierro o en el bronce, la estocada
que fue sangre de Adán un primer día.
Gestas he enumerado de lejanas
espadas cuyos hombres dieron muerte
a reyes y serpientes. Otra suerte
de espadas hay, murales y cercanas.
Déjame, espada, usar contigo el arte;
yo, que no he merecido manejarte.
J. L. Borges
Sus viejas guerras andan por el verso,
que es la única memoria. El universo
las siembra por el Norte y por el Sur.
En la espada persiste la osadía
de la diestra viril, hay polvo y nada;
en el hierro o en el bronce, la estocada
que fue sangre de Adán un primer día.
Gestas he enumerado de lejanas
espadas cuyos hombres dieron muerte
a reyes y serpientes. Otra suerte
de espadas hay, murales y cercanas.
Déjame, espada, usar contigo el arte;
yo, que no he merecido manejarte.
J. L. Borges
..
Es indigno de un noble como tú
dejarse atrapar por el desaliento en el momento de la lucha.
¿Cómo es posible?
Esto no te hará ganar ni el cielo ni la tierra.
¡No desfallezcas Arjuna! Esto no es propio de un hombre como tú.
Sobreponte a ese mediocre desaliento
y levántate como el fuego
que quema todo lo que encuentra a su paso.
dejarse atrapar por el desaliento en el momento de la lucha.
¿Cómo es posible?
Esto no te hará ganar ni el cielo ni la tierra.
¡No desfallezcas Arjuna! Esto no es propio de un hombre como tú.
Sobreponte a ese mediocre desaliento
y levántate como el fuego
que quema todo lo que encuentra a su paso.
Bhagavad Gita
virtud
danza
"Pablo amor, quisiera que esta carta llegue el dia 12 de julio de tu cumpleaños. Pablo amor que seas feliz. Todas las horas del día y de la noche estes donde estes y con quien sea sea sé feliz, te recordare, pensare en ti alma mia. Mi corazon esta tivio de amarte tanto y pensar en ti. Amor amado amor te beso y te acaricio todo tu cuerpo amado. Amor amado amor amor amor mío amor. Tu Alicia que te Ama".
Carta de Alicia Urrutia a Pablo Neruda
encuentro
Se acercó a ella.
Recorrió su cuerpo una sensación
de inmensa felicidad por haberla encontrado
y poder estar con ella.
Se sentó junto a ella, él le dijo algo y ella también le habló.
Irradiaba serenidad.
Los gestos de su mano eran lentos y acompasados.
Toda la vida había anhelado aquellos gestos serenos.
Era precisamente aquella serenidad femenina
la que había echado en falta
toda la vida.
Recorrió su cuerpo una sensación
de inmensa felicidad por haberla encontrado
y poder estar con ella.
Se sentó junto a ella, él le dijo algo y ella también le habló.
Irradiaba serenidad.
Los gestos de su mano eran lentos y acompasados.
Toda la vida había anhelado aquellos gestos serenos.
Era precisamente aquella serenidad femenina
la que había echado en falta
toda la vida.
La insoportable levedad del ser.
Milan Kundera.
Milan Kundera.
destinos
En cierta calle hay cierta firme puerta
con su timbre y su número preciso
y un sabor a perdido paraíso,
que en los atardeceres no está abierta
a mi paso. Cumplida la jornada,
una esperada voz me esperaría
en la disgregación de cada día
y en la paz de la noche enamorada.
Esas cosas no son. Otra es mi suerte:
Las vagas horas, la memoria impura,
el abuso de la literatura
y en el confín la no gustada muerte.
Sólo esa piedra quiero. Sólo pido
las dos abstractas fechas y el olvido.
H. O.
Jorge Luis Borges
Photo: G. M.
Jorge Luis Borges
Photo: G. M.
será
El porvenir es tan irrevocable como el rígido ayer. No hay una cosa que no sea una letra silenciosa de la eterna escritura indescifrable cuyo libro es el tiempo. Quien se aleja de su casa ya ha vuelto. Nuestra vida es la senda futura y recorrida. El rigor ha tejido la madeja. No te arredres. La ergástula es oscura, la firme trama es de incesante hierro, pero en algún recodo de tu encierro puede haber una luz, una hendidura. El camino es fatal como la flecha. Pero en las grietas está Dios, que acecha.
Jorge Luis Borges
Photos: G. M.
Photos: G. M.
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