La mirada de Saudek es compleja, oscura, perturbadora en todos sus aspectos. Sexo, deseo, muerte, inocencia, lujuria, ironía, belleza, envejecimiento, se mezclan y compiten en su obsesiva figuración de realidades filtradas de emociones. Introducirse en las imágenes de Saudek resulta una experiencia inquietante, un ir y venir entre la atracción y la repulsión, entre la conciliación y la confrontación. Sus fotografías evocan verdades que se evaden cotidianamente, desde sus más amargas perspectivas, o desde la mas intestina nostalgia. La vulnerable sensualidad de sus cuerpos es al mismo tiempo grotesca crueldad y enajenación. Imágenes de la alegría y la esperanza en constante conflicto con las de la tragedia y la desesperación, en ocasiones dentro de una misma obra.
Su combinación es implacable y provocadora. El conflicto y la interna fragmentación que trasmite resultan dolorosas. Reiteradamente permite descubrir los más profundos deseos, la dulzura y el placer, pero sin alejarse del recuerdo, del sufrimiento, de la mezquindad del mundo. Sus imágenes pretenden afirmar que la belleza, el amor y la compasión existen, pero a su vez que acaban siendo ilusorias y transitorias, que nada es suficiente, que la soledad, el tiempo, la desesperación o la muerte son inevitables.
Jan Saudek nació en 1935 en la antigua Checoslovaquia, sobreviviendo su poder creativo tanto a décadas de represión comunista y poscomunista, como a continuas negativas de críticos de arte de Europa Occidental y los Estados Unidos.
Su combinación es implacable y provocadora. El conflicto y la interna fragmentación que trasmite resultan dolorosas. Reiteradamente permite descubrir los más profundos deseos, la dulzura y el placer, pero sin alejarse del recuerdo, del sufrimiento, de la mezquindad del mundo. Sus imágenes pretenden afirmar que la belleza, el amor y la compasión existen, pero a su vez que acaban siendo ilusorias y transitorias, que nada es suficiente, que la soledad, el tiempo, la desesperación o la muerte son inevitables.
Jan Saudek nació en 1935 en la antigua Checoslovaquia, sobreviviendo su poder creativo tanto a décadas de represión comunista y poscomunista, como a continuas negativas de críticos de arte de Europa Occidental y los Estados Unidos.
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