mírame




Pero ahora,
mírame, por Dios, desde lo oscuro
a donde han confinado
tu cuerpo hecho de códigos dolientes,
curvaturas de esquinas, periferias,
porosidades abiertas a mi lengua;
mi lengua que no pierde
el sabor de tu vientre y tus axilas.
Pero ahora, mírame,
desde el obsceno espacio en que reposas.
Sólo por un instante,
mírame, semillero de larvas,
gusanera de estrellas.

*

Victor Sandoval


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