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Dios me ubicó en la desesperación
como en una constelación de callejones sin salida
dentro de los cuales su iluminación culmina en mí.
Yo no puedo ni morir, ni vivir,
ni no desear morir o vivir.
Y todos los hombres son como yo.



Sur le suicide
Antonin Artaud
Photo: G. M.



4 comentarios:

Eduardo Alvarado dijo...

Qué lucidez!

Un fuerte abrazo, desesperado o no, hermano.

Gabriel dijo...

Desesperado, hermano. No puede ser de otro modo.

Luis Alvaz dijo...

La viola da Gamba de Jordi Savall acompaña bellamente lo que escribes Gabriel. La última foto me recordó un poco un crucifijo de Gaudi.

Un saludo y un abrazo en estos días en los que se pregona en todos lados el amor por la humanidad, y tan ciegamente creemos que no se trata de otra frase de enganche para comprar.

PD. Por estos días vale la pena escuchar la versión de Gardiner del Oratorio de Navidad de Bach.

Gabriel dijo...

Hola, Luis, tanto tiempo.
Ciertas cosas no debieran tener fechas, pero no está mal aprovechar la oportunidad para desearlas.
Un gran abrazo desde Buenos Aires.